El deterioro de la salud de la Gran Barrera de Coral es una preocupación mundial; se necesitaban medidas urgentes para reducir el impacto de la actividad humana en el arrecife, incluso mediante la introducción de prácticas agrícolas más sostenibles.
Durante más de diez años, la Fundación Coca‑Cola, junto con su socio fundador WWF, ha apoyado un proyecto liderado por agricultores para probar prácticas innovadoras de cultivo de caña de azúcar en Australia, para mejorar la calidad del agua que impacta el arrecife.
El Proyecto Catalyst es una colaboración conjunta entre la Fundación Coca-Cola, los agricultores de caña de azúcar, WWF Australia, organismos de gestión de recursos naturales y el Gobierno Federal australiano, que tiene como objetivo reducir la escorrentía agrícola que afecta al arrecife. La contaminación por escorrentía está relacionada con los brotes de estrellas de mar con corona de espinas que causan daños al tejido coralino y deterioro de los arrecifes.
El proyecto de asociación comenzó en 2009 con solo 19 agricultores decididos a marcar la diferencia, trabajando para probar prácticas sostenibles de cultivo de caña de azúcar.
Desde entonces, el Proyecto Catalyst ha crecido hasta incluir a más de 130 agricultores y ha ayudado a reducir la escorrentía en alrededor de 180 toneladas al año mediante la reducción de pesticidas, análisis de suelos y reducción de la aplicación de fertilizantes.
La contaminación por escorrentía está relacionada con los brotes de estrellas de mar con corona de espinas que causan daños al tejido coralino y deterioro de los arrecifes.
En los 14 años que lleva funcionando el Proyecto Catalyst, la Fundación Coca‑Cola ha aportado aproximadamente 6,5 millones de dólares al proyecto.
