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10 aportes a la innovación para un planeta más sostenible: El poder de la diversidad verde de la caña de azúcar

Más allá de su uso tradicional para la producción de azúcar, la caña de azúcar se presenta como una fuente versátil de materia prima para una amplia gama de productos innovadores que contribuyen a la creación de una economía baja en carbono. Gracias a los constantes avances en la industria, la caña de azúcar se posiciona como una alternativa sostenible que beneficia tanto al medio ambiente como a la sociedad.

1. Bioplásticos: El etanol derivado de la caña de azúcar sirve como base para la producción de diversos tipos de «plásticos verdes». Estos bioplásticos ofrecen una solución ecológica al consumo de plásticos de un solo uso, ya que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y son reciclables.

2. Etanol de segunda generación (2G): A diferencia del etanol de primera generación (1G) obtenido del jugo y la melaza de la caña, el etanol 2G, también conocido como etanol celulósico, se produce a partir de las fibras y residuos del proceso de producción de la caña. Las nuevas tecnologías permiten aumentar la producción de biocombustibles sin necesidad de expandir la superficie de cultivo.

3. Biogás: La descomposición anaeróbica de la materia orgánica genera biogás, compuesto principalmente por metano (60%) y CO2 (40%). En la industria de la caña de azúcar, el biogás se puede obtener a partir de vinaza, cachaza, paja e incluso bagazo, subproductos o residuos de la producción. Este biogás puede utilizarse para generar electricidad mediante motogeneradores o turbinas de gas, o purificarse y transformarse en biometano.

4. Biometano: El biometano, derivado del proceso de purificación del biogás, amplía las posibilidades de uso. Puede emplearse directamente en la infraestructura de gas existente para diversos fines industriales y domésticos. También sirve como biocombustible para vehículos ligeros, medianos o pesados con motor de gas. En el sector de la caña de azúcar, los motores de biometano están reemplazando gradualmente la flota de camiones y maquinaria agrícola a diésel, lo que se traduce en una reducción significativa de las emisiones de GEI.

5. Productos cosméticos: La industria cosmética también se beneficia de los subproductos de la caña de azúcar. Además del uso de bioplásticos para envases, existen numerosos ingredientes activos extraídos de la caña de azúcar que se utilizan en productos de belleza. Un ejemplo notable es el escualano, un ingrediente muy valorado en cosmética que tradicionalmente se obtenía del hígado de tiburón. Gracias a la caña de azúcar, ahora existe una alternativa sostenible y de origen vegetal.

6. Pilas de combustible: Una cadena de suministro sólida de biocombustibles garantiza la sostenibilidad del sector del transporte, ofreciendo a los consumidores opciones como los vehículos híbridos de combustible flexible, ya disponibles y asequibles. Además, nuevos vehículos con pilas de combustible que funcionan con hidrógeno derivado de combustibles líquidos están a punto de llegar al mercado. La pila de combustible, equipada con un reformador que extrae hidrógeno del biocombustible sin generar GEI ni contaminantes, ofrece varias ventajas. Abroga la necesidad de grandes baterías, ya que la electricidad se genera en el propio vehículo mediante una reacción química que convierte el hidrógeno almacenado en energía eléctrica. Esto se traduce en un vehículo más económico (las baterías representan hasta el 40% del costo de un vehículo eléctrico), más sostenible (sin la problemática de la producción y eliminación de baterías) y con un menor tiempo de recarga (similar al de un vehículo convencional).

7. Combustibles de aviación sostenibles: La industria de la aviación global tiene como objetivo un crecimiento neutro en carbono y busca reducir las emisiones netas de CO2 en un 50% para el año 2050. Si bien la pandemia de COVID-19 aún genera incertidumbre sobre el futuro de la aviación comercial y sus emisiones de CO2, los combustibles de aviación sostenibles siguen siendo un elemento crucial para la descarbonización del sector. Para afrontar este desafío global, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) introdujo el Plan de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA), una medida basada en el mercado. Entre los combustibles sostenibles elegibles por CORSIA se encuentra el farnesano, derivado del etanol de caña de azúcar (ASTM 7566). El farnesano se obtiene biológicamente mediante la fermentación del azúcar utilizando tecnología de conversión bioquímica, específicamente la vía de las isoparafinas sintetizadas (SIP)

8. Electricidad: La caña de azúcar también juega un papel importante en la generación de electricidad sostenible. El bagazo, la fibra leñosa que queda tras la extracción del jugo de la caña, puede utilizarse como biomasa para alimentar centrales eléctricas. La quema de bagazo es neutra en carbono, ya que la caña de azúcar absorbe CO2 durante su crecimiento. Además, las modernas instalaciones de cogeneración pueden aprovechar el bagazo para producir tanto electricidad como vapor, lo que aumenta la eficiencia energética general.

9. Fertilizantes y productos químicos: Los subproductos y residuos de la caña de azúcar también pueden transformarse en fertilizantes y productos químicos valiosos. La vinasa, un residuo líquido de la producción de azúcar, puede tratarse para obtener potasio y biofertilizantes ricos en nutrientes, esenciales para una agricultura sostenible. Además, la cachaza, el sólido que queda tras la extracción del jugo, puede procesarse para producir biocarbón, un material que mejora la fertilidad del suelo y retiene carbono.

10. Construcción: La caña de azúcar también ofrece soluciones innovadoras para la industria de la construcción. El bagazo puede utilizarse como materia prima para la fabricación de paneles de construcción sostenibles, sustituyendo materiales tradicionales con mayor huella de carbono. Además, la paja de caña de azúcar puede procesarse para producir tableros de fibra, un material versátil para muebles y revestimientos.

En conclusión, la caña de azúcar se posiciona como un recurso clave para la transición hacia una economía baja en carbono. Más allá de su uso tradicional, la caña de azúcar ofrece una amplia gama de productos innovadores que contribuyen a la descarbonización de diversos sectores, desde el transporte hasta la construcción, pasando por la cosmética y la generación de energía. A medida que la industria continúa avanzando en investigación y desarrollo, la caña de azúcar tiene el potencial de desempeñar un papel aún más significativo en la construcción de un futuro más sostenible.

Cabe destacar que la sostenibilidad de la industria de la caña de azúcar depende en gran medida de prácticas agrícolas responsables y eficientes. Es crucial minimizar el impacto ambiental de las actividades agrícolas, como la deforestación y el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas químicos. La adopción de prácticas agrícolas sostenibles, como la agroecología y la agricultura de precisión, es fundamental para garantizar que la caña de azúcar siga siendo un motor de la economía baja en carbono a largo plazo.

La caña de azúcar, más que un simple cultivo, representa una oportunidad para crear un futuro más verde y sostenible para las generaciones venideras.

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