El sector agroindustrial de la caña es un clúster con características únicas en el país. Se concentra en más de 50 municipios de 5 departamentos (Valle, Cauca, Risaralda, Caldas y Quindío) a lo largo del valle del río Cauca. Está conformado por:
- 4.500 cultivadores de caña.
- 14 plantas productoras de azúcar (Carmelita, Incauca, La Cabaña, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Del Occidente, Pichichí, Risaralda, Providencia, Riopaila-Castilla y Sancarlos, afiliados a Asocaña, y Lucerna).
- 6 de los ingenios tienen destilerías anexas para la producción de bioetanol como oxigenante de la gasolina (Incauca, Manuelita, Providencia, Mayagüez, Risaralda y Riopaila-Castilla).
- 1 comercializadora internacional.
- 4 instituciones de apoyo para el sector (Cenicaña, Asocaña, Procaña y Tecnicaña).
- Más de 50 proveedores especializados (de transporte, empaques, servicios agrícolas, entre otros).
- 238.350 hectáreas sembradas en caña, de las cuales el 75 % pertenece a más de 4.500 agricultores.
Las condiciones agroclimáticas del valle del río Cauca, el trabajo de investigación impulsado por Cenicaña (más del 1% de sus ingresos dedicados a I+D+i) y la implementación de tecnología y prácticas sostenibles por parte de ingenios y cultivadores, han llevado a Colombia a ser líder en productividad agrícola y de fábrica a nivel mundial. El país supera la producción de azúcar por hectárea de grandes productores como Brasil, Australia, Estados Unidos, México, India y la Unión Europea.
Para la agroindustria de la caña la competitividad y el progreso tienen que ir de la mano con entornos inclusivos y sostenibles. Junto a ingenios y cultivadores se trabaja por el bienestar y desarrollo integral de las comunidades que rodean a esta agroindustria.
Se entiende el bienestar de las comunidades vecinas y el buen relacionamiento de la agroindustria con ellas como un factor fundamental, partiendo del principio del diálogo genuino y respetuoso, entendiendo las diferencias y construyendo desde los puntos en común. De esta forma, la agroindustria ha generado escenarios de interlocución, no solo alrededor de sus áreas de influencia, sino con todos aquellos actores sociales que hacen parte de los departamentos donde opera.
Producto de la escucha activa y el relacionamiento con las comunidades, Asocaña lidera el programa Compromiso Rural, que se trazó como uno de sus objetivos la generación de 1.500 empleos agroindustriales formales y, en su primer año, superó esta cifra con la contratación de 1.851 personas. En su segundo eje, Compromiso Rural ha buscado la dinamización de economías locales en municipios de Valle, Cauca, Caldas y Risaralda.
En el marco de Compromiso Rural, 1.851 personas se han empleado en diferentes actividades dentro de la agroindustria de la caña. Además, cerca de 900 personas se beneficiaron de procesos de acompañamiento psicosocial con SENA e ICBF.
Igualmente, Compromiso Rural les apuesta a estrategias que lleven al fortalecimiento de emprendimientos rurales y a la generación de espacios que permitan la concreción de negocios directos entre el productor y el consumidor final o las grandes y medianas superficies. De esta forma, la agroindustria de la caña está apoyando a más de 700 emprendedores de diferente índole, como productores agrícolas, de moda, cárnicos, gastronomía, entre otros.
Con ese enfoque, desde Asocaña se ha realizado acompañamiento para que los emprendimientos avancen en la formalización y madurez necesaria para entrar en los encadenamientos de los diferentes sectores productivos, sirviendo de puente con entidades como las Gobernaciones, Alcaldías, Cámaras de Comercio, el Invima, entre otros.
Igualmente, gracias a una alianza estratégica con Imecol, Asocaña generó una ruta de acompañamiento para Compromiso Rural con la aceleradora Impact Hub, mediante la cual 100 emprendedores que hacen parte de este programa se capacitaron y contaron con el asesoramiento necesario para desarrollar mercados, obtener financiación y avanzar en su formalización. 30 de estos emprendimientos se beneficiaron con capital semilla para fortalecer su iniciativa.
Por otra parte, se han gestionado espacios para la promoción de los productos y servicios ofrecidos por los emprendedores, con la organización de ferias campesinas, empresariales, mercados internos y jornadas de Agricultura por Contrato realizadas en alianza con las Gobernaciones, Alcaldías, el Ministerio de Agricultura, las comunidades y el sector privado.
La conservación y protección del recurso hídrico es un pilar fundamental para la sostenibilidad de esta y futuras generaciones. En este contexto, la agroindustria de la caña trabaja de manera sostenida en la implementación de tecnologías que permiten un uso eficiente de este recurso en sus procesos productivos, al tiempo que realiza importantes inversiones en proyectos de conservación y restauración de las cuencas hidrográficas de la región.
En los últimos 20 años, y en un esfuerzo conjunto liderado por la Mesa del Agua conformada por profesionales expertos de ingenios azucareros, cultivadores de caña y el Centro de investigación de la Caña de Azúcar – Cenicaña, se ha reducido hasta en un 50% el consumo de recurso hídrico en la producción de caña de azúcar, a través de la implementación de tecnologías eficientes de programación y medición del agua en las fincas, así como la utilización de sistemas eficientes de riego. Esto ha permitido, no solo disminuir el consumo de agua, sino también reducir los costos del riego, mejorar la productividad y disminuir los riesgos de erosión hídrica en zonas de piedemonte.
Esos mismos esfuerzos se adelantan en las fábricas de azúcar, las cuales se caracterizan por producir agua debido al proceso de extracción de jugo de caña, al que posteriormente se le extrae el agua para producir la miel de caña. Gracias a los sistemas de medición y control exhaustivos de los consumos de agua en cada subproceso, a la recirculación de agua dentro de los subprocesos industriales y a su reutilización en otras actividades, se ha disminuido la cantidad de agua captada de una fuente externa para procesos fabriles en 32,6 % entre el 2013 y el 2022, superando en este último año la meta establecida de 1M3 por tonelada de azúcar.
Por otro lado, este sector se caracteriza por gestionar de manera eficiente sus residuos y sacarle el mayor provecho a nuestra materia prima fundamental: la caña de azúcar. Con la caña producimos azúcar, energía, alcohol carburante y subproductos como el bagazo y la vinaza. El bagazo es utilizado por la industria papelera para la producción de artículos ecológicos y en las fábricas para la sustitución de carbón para las calderas, mientras que con la vinaza se producen abonos orgánico-minerales que permiten el mejoramiento de suelos y reducen la dependencia de fertilizantes químicos.
La agroindustria de la caña destina el 1% de las ventas de azúcar y etanol a la investigación e innovación, a través del Centro de Investigación de la Caña de Azúcar, Cenicaña. Esta entidad ha adelantado importantes desarrollos en economía circular, enfocados al aprovechamiento de residuos tanto agrícolas como industriales, la recirculación de aguas en sus procesos productivos, el aumento de la eficiencia en los sistemas de generación de energía térmica y eléctrica, la disminución en el consumo de combustibles fósiles y la aplicación efectiva de fertilizantes nitrogenados en el campo.