La caña de azúcar, un gigante tropical de la familia de las poáceas, conquista cada vez más terreno a nivel mundial. Más allá del azúcar, cuyo consumo global aumenta, sus usos se diversifican, orientándose cada vez más hacia la producción de energía. ¿Cómo afrontar los múltiples desafíos económicos, sociales y ambientales que conlleva la expansión del cultivo de la caña de azúcar? El Cirad presenta aquí su visión del futuro de la caña de azúcar, contribuyendo a un desarrollo sostenible.
Un cultivo en auge con impactos diversos
La producción mundial de caña de azúcar ha superado los 1.960 millones de toneladas en 2021, abarcando 27 millones de hectáreas cultivadas en superficies que van desde una a miles de hectáreas. Brasil (752 millones de toneladas), India (405 millones de toneladas), Tailandia (131 millones de toneladas) y China (110 millones de toneladas) lideran la producción, concentrando más del 70% del total mundial. Si bien la producción francesa de caña de azúcar parece pequeña en comparación (2,8 millones de toneladas en 2018 en los Drom – Reunión, Guadalupe y Martinica), juega un papel fundamental en la economía de estos territorios (empleo, preservación de las tierras cultivables).
Plantada mediante esquejes y con una madurez de 14 a 16 meses en el año de plantación, la caña de azúcar ofrece una amplia gama de productos: azúcar, ron, etanol, productos farmacéuticos, papel, plásticos, corchos de vino y textiles. El bagazo, subproducto de la caña, se utiliza como combustible sólido para la industria azucarera, materia prima para tableros de partículas o ladrillos de construcción.
Múltiples desafíos, múltiples visiones
Entre 1960 y 2020, la superficie total de caña de azúcar cosechada en el mundo se ha cuadruplicado, con diversos impactos en los territorios: desplazamiento de actividades y poblaciones, presión sobre la propiedad y los recursos de agua dulce, riesgo de exclusión de poblaciones vulnerables y amenazas a la seguridad alimentaria.
En el contexto del cambio global y climático, el sector de la caña se enfrenta a una serie de desafíos. A nivel biofísico y tecnológico, es necesario cambiar la forma de cultivar la caña para preservar los suelos, la biodiversidad, los recursos hídricos y reducir la contaminación química y atmosférica. Desde un punto de vista socioeconómico, político e institucional, el desarrollo de nuevos productos derivados de la caña cambia las estructuras tradicionales y genera interrogantes sobre la sostenibilidad económica y social.
En este sentido, coexisten diferentes visiones del cultivo de la caña:
- Países como Estados Unidos y algunos de América Latina apuestan por el uso continuo e intensivo de pesticidas, con la creación de variedades genéticamente modificadas resistentes a bioagresores o al glifosato.
- Europa (a través de los Drom) hace énfasis en una agricultura más respetuosa con el medio ambiente, con menor uso de pesticidas y el desarrollo de prácticas agroecológicas, así como la selección asistida por marcaje molecular de cañas resistentes a la roya naranja.
- La situación en África varía según la dependencia de los países productores del mercado del azúcar, la estructura de la producción, el nivel de desarrollo industrial y de investigación, etc.
El Cirad y su enfoque hacia la sostenibilidad
El Cirad, centro francés de investigación agrícola y cooperación internacional, trabaja con sus socios para desarrollar un modelo de producción de caña de azúcar sostenible e inclusivo.
Las áreas de enfoque del Cirad incluyen:
- Desarrollo de variedades de caña de azúcar más resistentes a las enfermedades y plagas, con un menor requerimiento de agua y fertilizantes.
- Implementación de prácticas agroecológicas que minimicen el impacto ambiental y mejoren la calidad del suelo.
- Optimización de la gestión del agua y la energía en la producción de caña de azúcar.
- Promoción de la bioeconomía circular en el sector de la caña de azúcar, valorizando los subproductos y residuos.
- Fortalecimiento de las capacidades de los actores locales para una mejor gestión del sector de la caña de azúcar.
El futuro de la caña de azúcar depende de un enfoque multidimensional que integre la sostenibilidad económica, social y ambiental. El Cirad, a través de sus investigaciones y colaboraciones, está comprometido con la construcción de un futuro sostenible para la caña de azúcar.